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Arbúcies es un municipio de la provincia española de Girona con una superficie de 86 km2.
El municipio se beneficia poco del turismo de masas en el mar Mediterráneo, que está a solo una hora en coche. Sin embargo, Arbúcies suele ser visitada por turistas locales los fines de semana y festivos. La superficie agrícola se redujo considerablemente. En los campos abandonados crecen abetos y pinos.
La ciudad se encuentra entre las sierras del Montseny y las Guilleries. Cerca del pueblo se encuentra el Castell de Montsoriu (situado en una colina a 650 metros, en pleno Parque Natural del Montseny).
El clima es de transición entre el mediterráneo y el de montaña, con veranos suaves e inviernos fríos, con precipitaciones escasas y humedad alta. Las precipitaciones máximas se producen durante los tres meses de otoño. En invierno puede haber días con precipitaciones en forma de nieve.
Arbúcies fue poblada por los íberos y más tarde por los romanos. En la edad media se instauró el feudalismo , donde el Castillo de Montsoriu y los vizcondes de Cabrera fueron muy importantes. La villa de Arbúcies fue completamente quemada en la ola de represión desatada por el duque de Pópolis. Desde la edad media hasta mediados del siglo xx en Arbúcies la economía estaba basada únicamente en la agricultura y la ganadería.
Arbúcies, un pequeño rincón en medio de un valle, me cautivó desde el primer momento. Su encanto se encuentra en la parte más occidental de la comarca de la Selva, con la riera d'Arbúcies serpenteando por sus parajes, dándoles vida y fertilidad.
Este municipio es un auténtico tesoro forestal y forma parte del Parque Natural del Montseny. Los bosques exuberantes y frondosos son una maravilla para los sentidos, envolviéndome con su belleza natural. Los ríos, las rieras y las fuentes están presentes de manera constante en este territorio, dotándolo de un encanto único. No me sorprende saber que estos paisajes inspiraron al artista Santiago Rusiñol para muchos de sus cuadros, pues su magia es inigualable.
El núcleo urbano de Arbúcies me invitó a adentrarme en sus rincones secretos. Las construcciones modernistas me dejaron sin aliento, con su elegancia y detalles únicos que embellecen el paisaje urbano. Los edificios noucentistes, con influencias del renacimiento italiano, aportan un toque de distinción y grandeza a la localidad. Es un maravilloso ejemplo de cómo el pasado y el presente conviven armoniosamente.
Cada paso que daba por las callejuelas de Arbúcies me sumergía en su historia y cultura. La combinación de elementos arquitectónicos y paisajísticos me transportaba a otra época, haciéndome apreciar la riqueza de su patrimonio. Me dejé llevar por el encanto del municipio, perdiéndome entre los callejones y descubriendo sus secretos mejor guardados.
Lugares de interés en el municipio: población de Joanet, Ermita Sant Marçal de Montseny, Castillo de Montsoriu y el Museo Etnológico del Montseny La Gabella.
El Castillo de Montsoriu, es de los pocos castillos medievales que se han conservado en Cataluña, éste es uno de los más notables y de los más grandes. Está situado en lo alto de una colina, en el extremo más oriental del macizo del Montseny, justo en el límite de los términos de Arbúcies y de Sant Feliu de Buixalleu, en un lugar donde hubo un primitivo asentamiento ibérico.
El conjunto arquitectónico, levantado en varias etapas, consta del castillo, en la cima, y dos recintos amurallados debajo. El castillo está presidido por una airosa torre maestra, situada en el extremo de un recinto alargado, en cuyo otro extremo hay otra torre más pequeña. Hay restos de una capilla prerrománica y otra románica, que estaba dedicada a san Pedro. El castillo fue ampliado y transformado entre los años 1200 y 1250, cuando se convirtió en casal y residencia de los Cabrera. De esa época es una sala con arcos ojivales conocida como la sala gótica. Pero su transformación en palacio no se produce hasta la primera mitad del siglo XIV, con la construcción de varias salas de carácter más señorial, así como una nueva capilla. También se transformó el patio de armas para recoger las aguas pluviales que se almacenaban en un depósito, el cual se ha conservado bastante bien.